En el vídeo de la comparativa podremos ver el tiempo que tardan en encenderse o apagarse todos los iPhone, la puntuación que consiguen en un benchmark y lo que tardan en cargar una web. Son pruebas muy sencillas que nos pueden valer a nivel orientativo para comparar generaciones próximas entre sí pero nada más.
¿Por qué es una comparativa a nivel orientativo? Básicamente porque no tiene ningún sentido comparar el iPhone 6 con respecto al iPhone original, dos móviles que a día de hoy en lo único que se parecen es en el nombre. Los sistemas operativos de ambos son muy diferentes y está claro que a nivel de encendido o apagado, iOS 8 es mucho más complejo y tiene mucho más procesos que abrir o cerrar en comparación con el sistema operativo del primer iPhone.
Si todos los móviles tuviesen iOS 8, algo imposible por las limitaciones de hardware de los dispositivos más antiguos, ahí veríamos esa superioridad del iPhone 6 con respecto al iPhone más antiguo, siendo hasta 50 veces más rápido en determinadas tareas, algo que no queda reflejado en este vídeo por lo que he mencionado antes.
En ese sentido, el benchmark es mucho más fiable y por ejemplo, vemos que el iPhone 3GS obtiene una puntuación de 150 frente a los 1634 del iPhone 6. Está claro que las pruebas sintéticas revelan mucho mejor las capacidades de cada hardware en igualdad de condiciones.
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